Así es la sinceridad...

     El efecto de la sinceridad, es como quitar residuos comestibles de alguna superficie -al instante- no queda ni una hormiga, de las tantas que le accedían... 

31 de mayo de 2017

©® Ivette M. Quiles Silva

con cariño... Campesina, Brillamor

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La democracia, la política y nosotros...

      

        "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se requiere -debajo del cielo- tiene su hora" (Eclesiastés 3:1).  Las palabras -todas- son una acústica configuración donde la expresión y la audición se conjugan -activando la mente- para situar la visión de la realidad en el lugar que precisa asentarse. A esto le decimos -pensar- y aunque -no todo pensamiento- conforma la justedad de la realidad, el simple hecho de -pensar- es la acción que -a su hora y a su tiempo- se hace -obvio- el monto de su ubicación.  Hay un solo pensamiento ininteligible y es el de -no pensar-, por tanto, examinando -todo lo escrito, todo lo dicho y todo lo hecho- demos a la mente la tarea de ahondar en su función (detenidamente) hasta alcanzar la colectividad de pensamientos que declaren -con equidad- la paz, libertad y justicia -necesaria- para hacer de nuestro suelo ese paraíso anhelado -por todos- aquí y ahora.

        Entre los muchos que piensan y los otros tantos que han pensado, hubo uno que declaró: "No se puede resolver problemas pensando -de la misma manera- que cuando los creamos" (Albert Einstein).  Sobre ruedas de la pereza se adormece la mente y, una mente dormida, es un deleitable -refrigrerio- en la manutención del miedo.  El miedo hace ancla en la abstracta comodidad de lo conocido, formulando la negación de -nuevos pensamientos- limitando la oportunidad de cambios que concedan la libertad de vivir para ser, lo que debemos, "seres conscientes".  Solo desertando la rueda de la pereza, dejaríamos de ser, el pan comido del miedo, y -pensando diferente- lograríamos reconocer que -la política- es un circo de repetitiva función, devengando su convenida ganancia; y -el pueblo- fieles espectadores quiénes, montados en la atractiva ruleta que corteja el indistinto espectáculo (del global circo) pagan para aplaudir y sostener el ambiguo montaje de funciones ofrecidas por sus rampantes élites.  

        Dos preguntas claves para sacudir la pereza y entrar en la tarea de pensar, atienden la siguiente secuencia ¿Qué sentido tiene, continuar sosteniendo una función que solo ofrece, más de lo mismo?, ¿Qué ganancia o beneficio: físico, mental, emocional, material y espiritual nos han concedido las élites y sus generados sistemas?.  Si bien meditamos, se puede decir que -ninguna- ya que: nacer, crecer, realizarse y morir es (por ley de vida) una misión individual -independientemente- de todo sistema.  Lo ocurrido durante el proceso de la misión, pende de las creencias, ideas, pensamientos y acondicionamientos adoptados, tras los cuales desempeñamos la acción, haciendo evidente -nuestro grado de responsabilidad- en el medio ambiente.  No hay que ir muy lejos para contemplar el uniforme desvarío que ha dado por resultado, la inquisitiva función del ancestral y vigente circo; y la inmutable lealtad de sus fieles espectadores.

        Como bien dijo otro que pensaba, "Ser" o "No Ser", es la cuestión".  De cada uno depende -desertar- o continuar siendo -espectador- en la inmolación de la fe, la justicia, la esperanza y la dignidad que acoje la invaluable libertad de ser.  Sólida afirmación se decreta en la cita de emcabezamiento, "todo lo que se requiere debajo del cielo tiene su hora".  La alarma del reloj lleva tiempo avisando que, es hora de cambiar la mentalidad, y sobre el cimiento de congruentes pensamientos, edificar la dicha que concede la noble conducción del altruismo; y en la trascendental fase de una autonomía regida por la honestidad, el único significado y representante del término -DEMOCRACIA- sea única y sencillamente -RESPETO POR LA VIDA-.

        A continuación, el video de un discurso dado por Thomas C. Douglas, hace 57 años, haciendo referente la política de Canadá, pero sabemos que (circo al fin) la política es esa repetitiva función que ha hecho, de toda cultura, el público que le sostiene.  La conjugación de su discurso con la bien elaborada filmación, deja en evidencia cómo -el miedo- hace renuente la aceptación de nuevas ideas, teniendo por resultado el -más de lo mismo- que, generación tras generación, cuatrienio por cuatrienio no deja de ser la misma función... Bienaventurados los que tienen ojos y ven; oídos y escuchan; boca y hablan, pies y caminan, manos y laboran... cerebro... y... piensan...

30 de abril de 2017

Autora: Ivette M. Quiles Silva

con cariño... Campesina, Brillamor

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